jueves, 28 de enero de 2010

INOCENTE


(Esta pequeña obra de arte fué escrita por mi hija Lucia Macarena Lezcano e 9 años, que sin duda es una futura escritora exitosa. ¡TE AMO HIJITA!

INOCENTE MI CUERPO,
INOCENTE MIS LABIOS
INOCENTE YO.
POR CREERTE
¡POR AMARTE!

PENSABA QUE:
ME QUERIAS,
ME AMABAS,
PERO NO…

¡LO QUE QUERIAS!
LO QUE QUERÍAS,
ERA MI CASA,
MI PLATA.

¡SOY UNA TONTA!
POR CREERTE,
POR AMARTE…
NO SÉ LO QUE ME PASO
¡PERO CHAU!



LUCIA LEZCANO 9 AÑOS

miércoles, 27 de enero de 2010

CASIMIRO


(Dibujo de Jorge Ignacio Aguirre)

Casimiro había ingresado a las filas igual que sus otros hermanos e hijos: por amor a la patria.
A Paula le dolieron los labios cuando se despidió de él y las entrañas al ver partir a sus tres hijos mayores. Se quedó parada en la puerta del rancho sosteniendo su décima panza próxima a vaciarse, abrazada a Pancha la mayor de las hijas mujeres.
-Ahorita, nosotras tinemo que hacernos cargo del rancho y los animales.-
- ¡El hambre los istá matando mama!- Dijo hipando.
- No afloje mi'ja , no afloje que esto recién empieza-
Las dos con el llanto contenido entraron a preparar el "cocido" para los más pequeños.
Casimiro había demostrado ser un buen soldado, decidido, valiente y con cierta habilidad para salir lo más ileso posible de caa batalla ( apesar de su edad) estás cualidades son las que lo hizo poseedor de la confianza de sus superiores, fue escalando hasta ser oficial y tener accceso al dinero de la caja del ejército.
Táta, Táta!-
-¡Pancha! Qué hace acá mi'jita,tan lejos del rancho ¡¿ Le ha pasau algo a su madre?!-
-Ella no está bien, Táta, hace una semana ha nacido Facundo y dende ahí la calentura la abrazó y no la suelta.-
-¡Ah, caray! jué varoncito.-
-Táta ha muerto la Rosenda, ya no tinemo de donde sacar la leche...ni pa' carnearla sirvió, y ayer tuve que matar al gallo bataráz´pa'cer un caldo ni más no sea-
- Mire mi'ja espere aquí que le vuá dar leche máiz, ansina hace mazamorra y algún real pa' que aguante, anoticie a su tía Remigia, ¡No esté sola con todo!-
Casimiro entró a la pulpería cabizbajo, sabía que Paula ya estaba grande para parir y la fiebre que la consumia no debía ser nada bueno. Para peor la vaca muerta, y ni gallinas le quedaban.
-La pobre de la Pancha sola con trece años , con el rancho al hombro, la madre, los chicos, la miseria...- pensaba preocupado.
-Venga amigo, un partidito de truco unas ginebras le quita las penas y quien le dice que no se lleve algún Real- Lo invitó el gallego Frías.
No lo pensó: Ginebra trás ginebra, mano trás mano, ganaba y perdía, perdía y ganaba...no hacía diferencia. Más ginebra, era el dinero del ejercito, necesitaba ganar, apostó todo, así todo perdió.
A la mañana siguiente ya "curado" fue ( sin saber que se trataba del general San Martín ) a ver a un oficial de alto rango a "quien le confesó con pesadumbre y arrepentimiento que había usado dinero de la caja del ejército para jugárselo. San Martín le entregó dinero propio para que lo repusiera en el erario militar y le dijo: Entregue ese dinero a la caja, pero guarde el secreto, porque si el general San Martín llega a saber que usted ha revelado lo ocurrido, lo mandará a fusilar".
La venida de Pancha no trajo buenas nuevas, la madre había muerto para cuando ella regresó al rancho con la tía -¡¡¡Y yo no estuve ahí pa' cerrarle los ojos siquiera!!!- Se lamentó.
Su cuñada Remigia se encargó del entierro y le prestó una lechera para paliar la situación.
Casimiro mmordía insistentemente una gramilla y mirando al cielo para sostener las lágrimas, se lamentó una y otra vez, no haber corrido la suerte que el general lo pasara por las armas.

MALAS NOTICIAS


Supongamos que encontré un sobre vacio, tirado en un rincón desnudo de la sala mientras hacía la limpieza.
Que en el frente estaba escrito mi nombre y la palabra URGENTE en imprenta mayúscula, para más datos en color rojo furioso.
Que al abrir y leer esas estúpidas palabras, al instante recorrieron unas gotas de transpiración nerviosa mi espina dorsal, y mis manos frenéticas estrujaron el papel, mientras reconocía la dueña de esa grafía perfecta y parejita.
Que te hice el comentario de mi hallazgo cuando fuí a la cocina mientras tomabas mate .
Supongamos que apoyaste sobre el impecable mantel la medialuna mordida, deajndo de lado la pulcritud que te caracteriza y la costumbre de usar un platito de loza para estos menesteres.
Que mañana descubro una mirada distinta en tu rostro, y presiento como te estremeces, de pronto haces una mueca: denotas temor por lo absurdo¿Saldrá a la luza verdad que escondes hace tiempo?
Que finalmente decides abrir la boca y me censures con sangre de horchata -¿¡Cuanta importancia puede tener ese sobre en particular!?-
Que suene el teléfono y todo concuerde para que puedas escapar a mi interrogatorio, y te apures en atender.
¿Acaso es alguien amenazándote?...¿ Tal vez la misma persona que escribió ese sobre dirigido a mí?
Uan semi abandonada postura en el ostentoso sillón abre un oscuro y extraño pensamiento dentro mío.
Supongamos que finjo no darme cuenta de tu cambio de humor y deje enrever que no hay que darle más importancia de la que tiene, pero por dentro muero de bronca por que conozco toda la verdad.
Y...Caigo en la cuenta del comentario que ella me hizo la semana anterior, sobre los celos y las infidelidades, de como afecta estos sentimientos al matrimonio.
Puede ser que en ese momentono le hubiera prestado mayor interés a la exposición conseptual de mi amiga, por creer que se trataba de una charla trivial, sacada de un programa chimentero de TV .
Supongamos que me doy cuenta que tu amor por mí, no era tan único como creía hasta ahora y comience a sospechar de tu excesiva cordialidad hacia Mabel, "mi amiga del alma".
Supongamos que regreso de la sala y comienzo a escudriñar los cajones del modular y desparramo todos los manteles y servilletas .Los abro para encontrar no se qué, en qué lugar (eso sí, siempre en silencio).
Supongamosue la maldita suerte llama a mi puerta y encuentro una esquela debajo del último lienzo, casualmente escrita en rojo furioso, la carta perdida, un espectro abandonado a su suerte , a la espera de ser hallado para darle punto final a su errante destino.
Supongamos por último que leo, releo una y otra vez los excesos de filigranas.
Que el esmero de Mabel para contar con lujo y detalles precisos, los horarios y los días de tus encuentros amorosos con ella me exasperen.
Que envidie como disfrutaban semana trás semana siempre a la tardecita...y me eché a llorar como una tonta.
Supongamos finalmente, que al sacar este cuchillo, entiendas porque, auque no compartas mi decisión tan desmesurada.

viernes, 6 de noviembre de 2009

2° Premio de Cuentos R.E.I.A. 2009



AMISTAD
Él se lanzó a mi garganta con odio, con maldad,con fastidio y de un solo trazo la cortó de derecha a izquierda: fue así que morí desangrada.
Ya días anteriores me había dado cuenta: el abrecartas nunca estaba donde se suponía era su lugar, lo sabía buscar por largos ratos, horas inclusive, hasta que cansada abandonaba la tarea, me dirigía a realizar otras actividades y cuando regresaba a la sala, lo descubría,a veces sobre el escritorio, otras en el piso ó sobre algún estantede la biblioteca, bastaba con salir tan solo, cerrar la puerta y volver a entrar y allí, yacía inánime como loque era: un objeto más de decoración.
La tía Anastasia también me contó antes de morir (en alguna oportunidad), la rareza de ese objeto inútil, y el recelo que le causaba cuando estaba cerca- ¡Tiene vida propia!- Me dijo espantada.
Todo pasó una mañana de domingo luego de la hora del rezo, le serví el desayuno a los párrocos y me disponía a pasar rápido un trapo a los muebles de la sala de lectura, entré a las carreras como era habitual en mi y ahí lo vi, ¡El abrecartas parado sobre su base trasera comenzó a deslizarse por encima del escritorio, yo no podía creer lo que estaba sucediendo!, alcé mi cabeza pensando ingenuamente que algún hilo conductor lo sostenía, grande fué mi espanto al darme cuenta que las sospechas de tía Anastasia eran ciertas ¡Tenía vida!. quise salir a las carreras, mis piernas se entumecieron del miedo, retrocedí hasta topar con la biblioteca, el objeto saltaba de un mueble a otro con una habilidad se diría que casi humana ¡De pronto giré la cabeza a un costado y de reojo encontré al abrecartas apostado a mis espaldas sobre los estantes superiores, no habló, no tenía voz ni siquiera boca, pero adiviné sus intenciones sentí en ese momento que me deseaba y me odiaba a la vez! Su hoja realizada en el más puro cristal de Bacarat, tallada a mano, reflejó la luz del sol que se escurría entre las cortinas del ventanal, cuando se alzó para lanzarse sobre mi, destellos cristalinos me cegaron -No te odio... solo te necesito.- silbó en el aire.
Ahora, en ésta mi nueva forma, me hice amiga de él (no le guardo rencor) me contó que vive hace ciento y pico de años y que su padre (un viejo fraile místico y huraño) lo bautizó con el nombre de Juan, en honor a Juan el Bautista y que el primer Domingo de cada mes después de la hora del rezo, se encargaba de darle un baño de sangre, que conseguía facilmente de cualquier pordiosero que llegaba a la abadía por un plato de comida. POr la tarde el moje le pulía el mango de plata con las cenizas que sacaba de la salamandra.
Pasamos horas charlando y planificando el futuro: seré su asistente. Escuché que van a mudarse un matrimonio con una criatura para mi reemplazo, y se lo conté a él, Juan tiene un dilema, piensa si la sangre joven es igual ó más fresca... creo que debería probar.
SILVIA OLIVER

martes, 20 de octubre de 2009

cuentos



El que espera , desespera.
Laura -Hola má-
Julia - Hola hija, llegaste temprano. Ayudáme con la ensalada-
L -¿Y papá donde está? Así le doy el regalo-
J - ¡Mirá, no sé… siempre que tiene que dar una mano se encierra en el baño y no sale más ¿… viniste sola?-
L - Si, Osvaldo viene más tarde… má ¿Le comentaste algo?-
J - ¡No! Para qué… mejor esperemos a que pase su cumpleaños y después si estás segura se lo decimos.-
L - ¡Yo estoy muy segura! Ya te dije: voy a vivir sola...-
J - Sola no Laura, te vas a vivir con Osvaldo-
L - Ya tengo en vista el mono ambiente… solo falta que papá firme la garantía.-
J - Y te dé la plata para el deposito, los meses adelantados, el mes de…-
L - ¡Yo se lo voy a devolver!-
J -¡Ah! Entonces ya consiguió trabajo tu novio.-
L -¡¡¡Siempre lo mismo!!! ¡Te interesa más la plata que mi felicidad! Nosotros nos amamos y vamos a salir adelante. ¡Papá si me comprende!-
J - “No se puede vivir del amor, le dijo un soldado romano a Dios”…Timbreeeee! ¡Claudio podés atender!... ¡Magalíiiii! Atendé por favor…-
Magalí -¡No puedo má, estoy en el baño! –
J - Lau ¡¿Te pesa los anillos hija?! ¡Se me pasa el pollo! ¿Por que no me haces la gauchada?-
L - Estoy con la ensalada, má ¿Cómo querés que haga?-
J - ¡Todo yo, todo yo!, Hola Juan ¿Cómo le va? –
Juan - Que tal Julita. Aquí le traje un vinito al cumpleañero-
J - Pase siéntese, déjelo por ahí, que no sé donde se metió ¡Claudiooooooo! Llegó el Juan (Espero que este pesado no se me venga a instalar aquí en la cocina de nuevo, después el otro me culpa a mí de que le doy charla… nunca me gusto que siguieran siendo amigos, pensar que hice todo lo posible para que Claudio se alejara de él… es tan… raro) ya le sirvo algo para tomar-
L - Maguí, ¡andá a peinarte! Parecés Colón con el pelo así-
M - ¡Ufa!, má mirá lo que me dice la Laura…-
JU -¿Como anda? (¡Qué linda que está por favor! Los años cada vez la ponen mas interesante… y pesar que yo la conocí antes que Claudio… ¡Qué tarado como la dejé escapar!) ¿Le ayudo en algo, le doy una manito…?-
J - ¡No, no! Gracias… vaya siéntese en el comedor, enseguida llegan mis suegros-
JU - Veo que le cortó el pelo a la nena, le queda lindo… la mocosa es tan linda como la madre-
J - No fue por voluntad propia, un compañerito… malvado… ¡Un piojoso de mierda! Con perdón de la palabra, le metió un tijeretazo, y no me quedó otra-
JU - No importa, le queda precioso, igual a como lo tenías… perdón como lo tenía usted cuando la conocí-
J - ¡Por favor, Juan!… no me ponga nerviosa… eso pasó hace muchos tiempo… yo era una mocosita… si usted insiste se va a enterar el Claudio… ¡No me acose! Vaya a sentarse ya –
JU - ¡Jamás, haría algo para ponerla mal! Sabe bien que la amo como le dije el otro día… nunca la pude olvidar-
J - Bueno, pero ya olvídeme... ¿Vio?... esto no tiene sentido… ¡¿Claudio?! ¿Dónde te habías metido?-
Claudio - ¿Cómo estás Juan? –
JU - Feliz cumpleaños, le comentaba a tu mujer que te traje un tintito de pura cepa…-
C - Si… Si ya lo creo, andá a sentarte, ahora voy-
J -¿Adónde te habías metido vos? Yo acá sola con todo-
C - Te dije que iba a buscar a los viejos…Que raro no los voy a encontrar chu chu chu a ustedes dos. Que tantos secretos tendrán.-
J - ¡No empeces Claudio… no empeces!-
C - Y bueno, el que nace para corneta nunca llega a ser trombón.-
J - ¿¡Que refrán es ese!? Andá, deja de hablar tonterías y serviles el vermú a tus papás, ahí tenés los maníes arriba de la heladera.-
C - Quiere decir que soy un cornudo ¡Eso quiere decir! .Para peor ¡Le debo a este tarado tanta guita! Que si no, le metía una patada en el culo.-
J -¡Timbreeeeeeeeee! Maguí preguntá quien es antes de abrir la puerta.-
L - Yo abro má, debe ser Osvaldo…te dije… hola amor.-
J - Pasen a la mesa, vamos chicos, vamos a comer si no se va a hacer tarde, dale Claudio ó se pasa el pollo-
C - … Y bueno, que se le va a hacer… Andá a sentarte a mi lado Colón. ¿Dónde dejaste las carabelas? jajaja.-
M -. ¡Máaa! Papá me está cargando por el pelo.-

L - (Voy a esperar después que corte la torta, para decirle que me mudo, ¿Me prestará la plata? Espero que sí, ¡Me quiero mudar! , ya tengo veintiuno… y si no me la presta ¡No le hablo más!... ¿Cuando les digo que estoy embarazada? Tendría que habérselo dicho a mamá primero… mejor espero a mañana que todo va a estar más calmo) Osvaldo, abrí la sidra, voy a ayudar con la torta.-
Osvaldo - ¡Qué bueno loco!… está todo recool, loco, suegro permítame un brindis, por usted, por Julia, se los ve rebien, loco, se nota que se reaman, y le digo que a mi me encantaría que alguna vez, tengamos esa re- química con Lauri-
C - Se te “re agradece”, salud-
O - Ah, también quiero brindar, por algo repiola que nos está pasando, y lo queremos compartir con ustedes…-
L - Ahora no, Osvi… -
O - NO sí, ahora loca, es el remomento, vamos a brindar por que nos vamos a vivir juntos con Laurita y también: porque van ser abuelos, No ta´piola? … ¡Salud!-
SILVIA OLIVER.

viernes, 2 de octubre de 2009


BENDITA INOCENCIA

Mora no era tacaña de besos… el problema es que se acababan y ella no los quería desperdiciar.
Cuando pequeña se enteró en una charla que uno nace con cierta cantidad de besos y que por ese motivo no era cuestión de andar regalándolos porque sí.

-¿Estás segura Anita? ¿Quién te lo dijo tu mamá?-
-¡No, mamá no! Me lo dijo mi hermana, le pedí un beso y me contestó que no lo iba a desperdiciar conmigo. Y eso es porque lo tenemos contados ¡¿Me entendés?!-
-¿Y cuantos besos tenemos para dar?-
-¡Qué se yo, como diez mil!-
-¿Y para cuantos días te alcanza?-
- Depende de cuantos des por día. Por eso te digo, hay que cuidarlos, yo por ejemplo no le doy a nadie, cuando viene mi abuela y me dice “¡Venga mi chiquita, venga dele un besito a su abuelita!” Finjo, pego mi mejilla a la de ella y ya está, como es sorda no se entera si hice ruidito o no-
- ¿Y para que lo guardás?-
-¡¿Cómo para qué?! Para cuando tenga novio ¡Se los regalaré todos a él! –
- Tenés razón, yo los voy a guardar para mis hijos, así si ellos no me los dan a mi y los atesoran para otra cosa ¡Yo sí tendré para ellos!-

Y los años pasaron, Mora creció, se enteró que los besos no vienen contados, pero la costumbre ya la tenía arraigada.
No le faltó ocasión, el amor varias veces quiso entrar en su vida… pero ella no le abrió la puerta, tal vez no se lo permitió su tacañería.
Sin ir más lejos, yo siempre le di la oportunidad: desde que la vi me enamoré. Más de una vez quise pedirle un beso pero tuve miedo a que Mora se negara ¿Por qué los malgastaría conmigo?
Guardé en mi memoria los besos, mejor dicho, la idea de cómo serían, adiviné su aroma transparente, imagine su sabor frío, sus púas cinceladas se encargaron de tatuarme en el recuerdo el color del amor, ¡Eso sí! Toda su actitud siempre me dejo claro que iba a ser difícil poder manifestarle mis emociones hacia ella.
A Mora le pasaron los años y le quedaron sus besos acumulados, la vida no le procuró hijos en quien depositar semejante tesoro.
En cuanto a mi persona, el día que me despedí ocurrió por primera vez el milagro… me incliné en su féretro de roble y me dolieron los labios al tomar contacto con los de ella, olían a transparente y sabían a frio, el frío de pocos amores.
Tantas veces me arrepentí, en parte fue mía la culpa que no fuera desprendida de besos ¡Éramos tan chicas cuando tuvimos esa charla!


SILVIA OLIVER

Este cuento obtuvo 1° mención en el concurso de la Municipalidad de Lanús.



Maldito vicio
Dejé de fumar. Llevaba doce horas sin hacerlo. Estaba aburrida. Prendí la tele. Noticiero. Dibujos animados. Película. Película. Película. Ya la vi. Ya la vi. Ya la vi. Apagué la tele. Prendí la radio. Interferencias. Apague la radio. Me levanté. Resbalé y caí. El perro cagó al lado de mi cama. Salí del dormitorio. Saltando en un pié salí. Cerré la puerta. Me quedé con el picaporte en la mano. Seguí saltando en un pie hasta el baño. Abrí la ducha. Me metí. El agua salía hirviendo. Después muy fría. Acto seguido dejo de salir. Me sequé enjabonada. Sentí que me estiraba la piel. Se acabó la crema de cuerpo. Fui hasta la cocina. Saqué una taza. Me serví café. Estaba frío. Lo puse un minuto a calentar en el microondas. Se corto la luz a los diez segundos. Apoyé la taza en la mesada. Se derramó. El vaso con agua de la noche anterior se derramó. El café también. Busque los fósforos. Estaban mojados. Tanteé sobre la heladera. Encontré el encendedor. Prendí el encendedor. Busque las velas quedaba media. Me quemé con el encendedor. Prendí la vela. Apoyé el encendedor en la mesada. Volví al dormitorio. Quise abrir la puerta. Estaba trabada. Apoye la vela en el piso. Se cayó. No se apagó. Traté de abrir nuevamente. Imposible. Pateé la puerta. ¡Cuatro veces la pateé! La puerta cedió. Alce la vela. Camine con cuidado (para no pisar el regalito del perro). Agarré los cigarrillos. Saqué uno: en un momento especial uno no es nada. La ventana estaba abierta. Corría una brisa suave. Se transformó en un ventarrón. Apagó la vela. La puerta se volvió a cerrar. Seguía con el cigarrillo en la mano. Apagado. Le di una pitada al pedo. Empujé con todas mis fuerzas. La puerta firme. Me abalancé sobre ella. Crujió mi hombro. La puerta impenetrable. Propiné un segundo golpe. Me hice mierda esta vez. Logré mi objetivo. Tomé la vela apagada. Corrí torpemente hasta la cocina. Busqué en la mesada. Encontré el encendedor. Mojado. Resumen: cigarrillo apagado aún. La luz cortada. Decidí irme de allí. Saque las llaves de la cartera. La puse en la cerradura. Se trabó. Forcé un poco. Nada. Para un lado. Nada. Para el otro. Nada. Se rompió la llave dentro de la cerradura. Me largué a reír. Luego lloré. Respiré hondo. Me calmé. La luz no volvía. Caminé lento hasta el balcón. Corría una brisa suave. Abrí los brazos. Cerré los ojos. No tenía de quien despedirme. Respiré hondo. Salté. Caí en el toldo de la rotisería. Rodé. Me hice bosta en la vereda. Me quebré tres costillas y una pierna. La clavícula también (con la puerta)… Ayer no fue mi mejor día.