viernes, 2 de octubre de 2009



Maldito vicio
Dejé de fumar. Llevaba doce horas sin hacerlo. Estaba aburrida. Prendí la tele. Noticiero. Dibujos animados. Película. Película. Película. Ya la vi. Ya la vi. Ya la vi. Apagué la tele. Prendí la radio. Interferencias. Apague la radio. Me levanté. Resbalé y caí. El perro cagó al lado de mi cama. Salí del dormitorio. Saltando en un pié salí. Cerré la puerta. Me quedé con el picaporte en la mano. Seguí saltando en un pie hasta el baño. Abrí la ducha. Me metí. El agua salía hirviendo. Después muy fría. Acto seguido dejo de salir. Me sequé enjabonada. Sentí que me estiraba la piel. Se acabó la crema de cuerpo. Fui hasta la cocina. Saqué una taza. Me serví café. Estaba frío. Lo puse un minuto a calentar en el microondas. Se corto la luz a los diez segundos. Apoyé la taza en la mesada. Se derramó. El vaso con agua de la noche anterior se derramó. El café también. Busque los fósforos. Estaban mojados. Tanteé sobre la heladera. Encontré el encendedor. Prendí el encendedor. Busque las velas quedaba media. Me quemé con el encendedor. Prendí la vela. Apoyé el encendedor en la mesada. Volví al dormitorio. Quise abrir la puerta. Estaba trabada. Apoye la vela en el piso. Se cayó. No se apagó. Traté de abrir nuevamente. Imposible. Pateé la puerta. ¡Cuatro veces la pateé! La puerta cedió. Alce la vela. Camine con cuidado (para no pisar el regalito del perro). Agarré los cigarrillos. Saqué uno: en un momento especial uno no es nada. La ventana estaba abierta. Corría una brisa suave. Se transformó en un ventarrón. Apagó la vela. La puerta se volvió a cerrar. Seguía con el cigarrillo en la mano. Apagado. Le di una pitada al pedo. Empujé con todas mis fuerzas. La puerta firme. Me abalancé sobre ella. Crujió mi hombro. La puerta impenetrable. Propiné un segundo golpe. Me hice mierda esta vez. Logré mi objetivo. Tomé la vela apagada. Corrí torpemente hasta la cocina. Busqué en la mesada. Encontré el encendedor. Mojado. Resumen: cigarrillo apagado aún. La luz cortada. Decidí irme de allí. Saque las llaves de la cartera. La puse en la cerradura. Se trabó. Forcé un poco. Nada. Para un lado. Nada. Para el otro. Nada. Se rompió la llave dentro de la cerradura. Me largué a reír. Luego lloré. Respiré hondo. Me calmé. La luz no volvía. Caminé lento hasta el balcón. Corría una brisa suave. Abrí los brazos. Cerré los ojos. No tenía de quien despedirme. Respiré hondo. Salté. Caí en el toldo de la rotisería. Rodé. Me hice bosta en la vereda. Me quebré tres costillas y una pierna. La clavícula también (con la puerta)… Ayer no fue mi mejor día.

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