miércoles, 27 de enero de 2010

CASIMIRO


(Dibujo de Jorge Ignacio Aguirre)

Casimiro había ingresado a las filas igual que sus otros hermanos e hijos: por amor a la patria.
A Paula le dolieron los labios cuando se despidió de él y las entrañas al ver partir a sus tres hijos mayores. Se quedó parada en la puerta del rancho sosteniendo su décima panza próxima a vaciarse, abrazada a Pancha la mayor de las hijas mujeres.
-Ahorita, nosotras tinemo que hacernos cargo del rancho y los animales.-
- ¡El hambre los istá matando mama!- Dijo hipando.
- No afloje mi'ja , no afloje que esto recién empieza-
Las dos con el llanto contenido entraron a preparar el "cocido" para los más pequeños.
Casimiro había demostrado ser un buen soldado, decidido, valiente y con cierta habilidad para salir lo más ileso posible de caa batalla ( apesar de su edad) estás cualidades son las que lo hizo poseedor de la confianza de sus superiores, fue escalando hasta ser oficial y tener accceso al dinero de la caja del ejército.
Táta, Táta!-
-¡Pancha! Qué hace acá mi'jita,tan lejos del rancho ¡¿ Le ha pasau algo a su madre?!-
-Ella no está bien, Táta, hace una semana ha nacido Facundo y dende ahí la calentura la abrazó y no la suelta.-
-¡Ah, caray! jué varoncito.-
-Táta ha muerto la Rosenda, ya no tinemo de donde sacar la leche...ni pa' carnearla sirvió, y ayer tuve que matar al gallo bataráz´pa'cer un caldo ni más no sea-
- Mire mi'ja espere aquí que le vuá dar leche máiz, ansina hace mazamorra y algún real pa' que aguante, anoticie a su tía Remigia, ¡No esté sola con todo!-
Casimiro entró a la pulpería cabizbajo, sabía que Paula ya estaba grande para parir y la fiebre que la consumia no debía ser nada bueno. Para peor la vaca muerta, y ni gallinas le quedaban.
-La pobre de la Pancha sola con trece años , con el rancho al hombro, la madre, los chicos, la miseria...- pensaba preocupado.
-Venga amigo, un partidito de truco unas ginebras le quita las penas y quien le dice que no se lleve algún Real- Lo invitó el gallego Frías.
No lo pensó: Ginebra trás ginebra, mano trás mano, ganaba y perdía, perdía y ganaba...no hacía diferencia. Más ginebra, era el dinero del ejercito, necesitaba ganar, apostó todo, así todo perdió.
A la mañana siguiente ya "curado" fue ( sin saber que se trataba del general San Martín ) a ver a un oficial de alto rango a "quien le confesó con pesadumbre y arrepentimiento que había usado dinero de la caja del ejército para jugárselo. San Martín le entregó dinero propio para que lo repusiera en el erario militar y le dijo: Entregue ese dinero a la caja, pero guarde el secreto, porque si el general San Martín llega a saber que usted ha revelado lo ocurrido, lo mandará a fusilar".
La venida de Pancha no trajo buenas nuevas, la madre había muerto para cuando ella regresó al rancho con la tía -¡¡¡Y yo no estuve ahí pa' cerrarle los ojos siquiera!!!- Se lamentó.
Su cuñada Remigia se encargó del entierro y le prestó una lechera para paliar la situación.
Casimiro mmordía insistentemente una gramilla y mirando al cielo para sostener las lágrimas, se lamentó una y otra vez, no haber corrido la suerte que el general lo pasara por las armas.

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